Recuperamos la vieja tradición de los vídeos breves que desarrollan contenidos concretos de nuestro temario.
En líneas generales, la industria española durante la década de los 30 conoció un cierto estancamiento, fundamentalmente debido a sus propias carencias y a los efectos de la Gran Depresión. Las principales zonas mineras e industriales se localizaban en la vertiente atlántica gallega, Asturias, el País Vasco, el área oriental catalana, Valencia, Madrid y el occidente andaluz. La metalurgia pesada se producía fundamentalmente en las áreas de Bilbao y Barcelona. Ésta última también destacaba por su importancia en la industria textil y química. Es también importante considerar cuál era la estructura de la propiedad de la tierra, con una gran cantidad de propiedades concentradas en unas pocas manos. El latifundismo en España afectaba fundamentalmente al sur peninsular. Según el catastro de 1932, en provincias como Cádiz, Sevilla y Ciudad Real había entre un 50 y un 60% de grandes fincas, mayores de 250 hectáreas. En otras, como Granada, Córdoba, Huelva o Cáceres, entre el 40 y el 50 % de las fincas eran latifundios. El porcentaje era algo menor en provincias como Málaga, Jaén, Badajoz o Toledo, variando entre el 30 y el 40 % de las fincas censadas. En Murcia, Albacete, Valencia, Salamanca, Avila y Madrid había entre un 20 y un 30 de fincas consideradas latifundios. Del 10 al 20 % de las propiedades de Soria, Segovia, Alicante y Almería eran mayores de 250 hectáreas. Finalmente, Zamora, Valladolid, Palencia, Guadalajara, Cuenca y Castellón tenían un porcentaje de latifundios inferior al 10 %. En el resto de España no se alcanzan porcentajes significativos, estando mucho más repartida la propiedad de la tierra.
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