miércoles, 14 de abril de 2010

Sindicatos obreros y campesinos en 1933

Durante la II República, los sindicatos obreros y campesinos tenían una fuerte implantación en todo el territorio español. En el medio rural de la mitad septentrional de la Península había prendido entre los pequeños propietarios y los aparceros un sindicalismo de raíces católicas, que controlaban los grandes terratenientes y el clero y que tenía su mejor expresión en la Confederación Nacional Católico Agraria. La tendencia socialista del sindicalismo obrero estaba representada por la Unión General de Trabajadores. Su implantación era mayoritaria en algunas zonas de Galicia y el Cantábrico, la Meseta y el oeste peninsular, así como áreas de Valencia y Menorca. La gran mayoría de los trabajadores del sur y del este de España estaban afiliados a la CNT, la Confederación Nacional del Trabajo, de orientación anarquista. La CNT tenía también una implantación mayoritaria en las grandes ciudades, como Sevilla, Madrid, Zaragoza o Barcelona. Por último, buena parte de los agricultores de Cataluña estaban integrados en un grupo de presión, los "rabassaires" o arrendatarios de viñedos. Estos, en época de crisis, se enfrentarán a los propietarios de las viñas, cuestión que está en el origen de un grave conflicto político entre el gobierno catalán y el central.

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